-Vale que
seamos animales, vale que quedemos pocos pero ¡eh, no se olviden de nosotros! Que
nosotros si pensamos, otra cosa es que no nos entiendan. La verdad es que no entiendo
porque nos tienen miedo si son ellos los que vienen a atacarnos con actitud pretenciosa
y fría, y no es fría porque estemos en el
Ártico. Al parecer no se conforman con destrozar nuestro ecosistema, ¡Parecen
no estar nunca satisfechos estos humanos! Bueno vayamos al meollo del asunto, que
quería contarles que no pienso que sean todos iguales, pues conocí a un niño simpático
de rasgos vacilantes y vocablo ambiguo
que ignorante comprendía la situación más que cualquier otro historiador o científico
que yo haya viso.
-No, no se burlen- dijo alguien entre la
muchedumbre -,es cierto que esos niños humanos tienen la inocencia que les
permite no moverse por prejuicios y falsos ideales.
-¡Ah, debe de ser esa una buena moral!
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